El Equinoccio Zoque o Danza de Primavera es una celebración ancestral que honra la llegada de la primavera y rinde culto al Sol como símbolo de vida, fertilidad y renovación. Basada en la cosmovisión del pueblo zoque, esta ceremonia refleja la profunda conexión espiritual con los elementos de la naturaleza, como el fuego, el agua, la tierra y el aire, considerados sagrados desde tiempos prehispánicos. Cada año, con la llegada de la primavera, el pueblo zoque de Ocozocoautla de Espinosa celebra una de sus ceremonias más significativas: el Equinoccio Zoque.
Esta festividad tiene como propósito honrar a Tajaj Jamá, el Dios Sol, fuente de vida y energía en la cosmovisión zoque, así como agradecer a la Madre Tierra por el renacer del ciclo natural.
La jornada inicia en el Parque de Unión Hidalgo, punto de reunión de los participantes que portan vestimenta tradicional, flores, tambores, copal y ofrendas. Desde allí, se emprende una caminata ceremonial hacia las antiguas ruinas del Cerro Ombligo, un sitio sagrado que representa el centro energético y espiritual del territorio. Al llegar, los locales ejecutan la Danza de Primavera, una ofrenda simbólica a Tajaj Jamá. La danza, acompañada por el humo del copal y el sonido de los tambores, busca armonizar el cuerpo, el espíritu y la naturaleza, pidiendo fertilidad, salud y equilibrio para el nuevo ciclo.
Esta celebración no es una recreación moderna, sino la continuidad viva de una tradición ancestral que reafirma el vínculo del pueblo zoque con el cosmos. El equinoccio es, para los locales, un momento sagrado en el que la comunidad se reconecta con sus raíces, honra a sus dioses y fortalece su identidad cultural.
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